viernes, 23 de septiembre de 2016

SIN PÍTULO

Tu flor tupida negra;


mata,


mata,


mata.


El oscuro señor de la capa y el sombrero;


cabalga,


cabalga,


cabalga


y tras la espalda su fría mano;


mata,


mata,


mata,


me resbala y se desliza por Pandora en llamas;


Y mata


mata


mata.


El silencioso carrocero camino del alba;


no para,


no para,


no para.


Se aleja con la dama de la parca subida encima,


con las alas desplegadas.


¿Adónde vais? Pregunta una rana blanca.


A alejarme y a sellar su boca en su tumba invisible de plata.


Y aquello tan prematuro,


tan impotente


incompetente


tan importuno


inoportuno;


mata,


mata,


mata.

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