martes, 18 de octubre de 2016

EL NACIMIENTO. Poema para micro temático Anverso




El nacimiento,
Esa bendición y esa maldición al mismo tiempo.
¿Para qué nacer? Si después vas a crecer de manera inherente.
Si total somos polvo y en polvo nos convertiremos
Si ahora sólo somos perros atados a la correa de nuestro Ego.
He prometido no ponerme pesimista,
Pero es que soy una ceniza, de verdad, no me invitéis a ninguna fiesta, os lo advierto.
Pero no os preocupéis, en seguida cambio a la risa,
Que no he venido a cortaros las venas tan deprisa.

El nacimiento idealizado, dos puntos:
Ese rayo de luz celestial que baja a nuestras vidas para llenarla de luz en brazos del mismísimo arcángel Gabriel.
Esa libreta en blanco que huele tan tan bien y promete tantos y tan buenos versos y relatos.
La llegada de ese tocinito de cielo de mamá tan blandito, suave y sedoso.
Pero ¿Qué pasará cuando crezca y se dé cuenta de que todo es una gran, asquerosa, pútrida y pudenta mentira?
Yo, desde el cariño, le digo a ese bebé que no se preocupe, que al final te haces a la idea.
Pero de verdad de la buena, que en seguida me pongo rosa, optimista y tierna.

El nacimiento desde no ser madre, dos puntos:
Es el mejor experimento que he visto nunca,
Jugar a ser Dios, que tiene que ser divertido, y CREAR vida.
Una mezcla perfecta de tus genes y los del amor de tu vida o los de un perfecto desconocido.
Crear tu nuevo juguetito, tu nuevo Sim tan suave y pequeñito.
Una nueva vida totalmente limpia
Una vida nueva primitiva de llorar, comer, volver a comer y dormir a pierna suelta,
Sin horas predeterminadas, culpabilidad, conciencia, gritos ni violencia.
¡Mierda! Lo he vuelto a hacer, lo siento.
En seguida os pongo contentos, o eso espero.

El nacimiento desde mi punto de vista, dos puntos:
Esa orgía de sangre, gente, gritos, dolor, sudor y de nuevo más y más sangre.
¡Dios mío! Pero qué tortura para esa pobre madre sacando todo eso por un agujero tan pequeño.
Y ese padre, ¡Ese pobre padre! Suplicando no morir en ese apretón de manos sólo para ver a la criatura que parece que asoma la cabeza y….
Sale ese pequeño alien con cara de vieja,
Untado en más y más sangre,
Y Unido a la madre por ese cordón sanguinolento de carne.
Y todo para que después de ese festín de cuervos,
el pobre padre, con la mano escayolada y todavía flipando por ver esa secuencia snaff del nacimiento,
Y aquella madre ¡Por Dios!
Aquella súper madre desencajada y con los dientes unos centímetros más pequeños,
Con las sienes, los brazos, cervicales, piernas y mejores partes del cuerpo reventadas,
Queden atrapados en una habitación con marujas y marujos violando el aforo medio, haciendo soniditos muy agudos y formando un pequeño coro que, desde el punto de vista de los padres, debe sonar a matanza de cerdos.

Conclusión de todo eso, dos puntos:
A mí me da pánico parir y morir en el intento.

sábado, 15 de octubre de 2016

50 SOMBRAS DE "EL GUEY"

     Le ató hasta los dientes de la boca al cabezal de su piel para hacerle subir al Norte de su sinrazón y provocarle una petit mort y ya de paso, apretar el cinturón a su cuello y sin querer queriendo, ahogarle en su salón. -Ya está.- Desfalleció sobre su espalda inmóvil para desrespirar su corrida en el interior de aquella chica. Se separó de su cuerpo muerto, se enchufó un pitillo y se tumbó a su lado a expirar el humo del cigarrillo.
     Sombra Antuán se sentó rígido a los pies de la cama y le dijo, -Muy bien, apunta a esta en la lista de menores de 25.- Rigoberto calló de callar, claro está, durante varios minutos mirando el cuerpo desnudo de aquella muchacha. Pasados unos cuantos minutos más, llamó a las sombras para que le ayudaran a esconder el vigesimotercer cuerpo.

     La noche siguiente, estaba Rigoberto sentado en medio de su salón con las 50 sombras a su alrededor calladas como si fuera a empezar una reunión. Sombra Cristina fue a envolverle con su brazo derecho los hombros y le dijo –Esta noche… esta noche ¿Te gustaría ser yo? Soy una pobre chica del sur de España que no pudo estudiar por cuidar de sus hermanos y después de sus hijos. He llegado a la capital y estoy sola y sin amigos.- Rigoberto cogió una peluca de pelo negro como el petróleo, se afeitó la barba de Antuán y se pintó de modo humilde de acuerdo con su nuevo perfil marginal. Llegó al “Green Queen House” y escogió a su objetivo, Manuel, de piel oscura y ojos caídos a tierra con desdén.

     Desnúdame en tu boca que cada vez que esta noche me toca rezo 3 Padres Nuestros para no explotar del placer que me envía mi entrepierna prieta caliente y poco experta. Desliza tu lengua honrada por mi cuello inocente que solo con verte se eriza exaltado por comerte. No pares no pares ni un minuto de besarme y morderme. Baja tus labios por mi pecho y mordisquea mis bragas que ya me queman el cuerpo por tenerte dentro. ¡Ups! Ahí no, la sorpresa no te va a gustar. Te doy la vuelta lasciva y te enrollo el cuello con mi cinturón quitavidas. Ya está.

     Vino Sombra Cristina y le dijo, - Muy bien, a este lo apuntaremos en la sección Benetton.- Y tras varios minutos, Rigoberto pidió ayuda a las sombras para deshacerse del vigesimocuarto cuerpo.

     Esta precisa noche las sombras me acompañan en el comedor. Están alborotadas, algo no les acaba de gustar. Puede que fuera el pintalabios que anteanoche le robé a la joven de ojos pardos. Al final me volví un poco loco y pinté en todas las paredes los 50 nombres de las sombras con su carmín rojo. Sombra Kelli se sentó a mi lado en el sofá, callada, y con las manos entrelazadas haciéndose la modosita, como si no quisiera nada.
    - ¿Qué te parece ser esta noche yo?

     Salió Kelli aquella precisa noche con vestido verde, zapatos negros y un abrigo de piel sintética blanco acorde con su nombre de catálogo. Cogió un taxi y dijo, -Lléveme al “Green Queen House” que esta noche hay clases gratis de baile.- Llegaron al pub. Pagó religiosamente al taxista y se incorporó a la cola para interceptar a un nuevo objetivo. Selló a su cuerpo su abrigo de piel sintética blanco con sus dos manos y, cuando entró otro cliente, avanzó unos cuatro o cinco pasos. De pronto, alguien le tocó el hombro con el dedo como si estuviera llamando a una puerta sobrexcitado.

      – ¡Hola Hola! ¿Vas sola? ¿Me puedo poner aquí a tu lado? La verdad es que hay una cola eteeerna y hace un frío que pela ¡Bueno! Y ¿Qué tal, cómo te llamas? Yo soy Clotilda Bowles, ¡Sí, efectivamente, como Sally Bowles de Cabaret! Todo un papelón el de Liza Minnelli (cogiéndole del brazo y mirándole hacia arriba con el globo del ojo y con los párpados en posición normal). Se inspiraron en mí ¿sabes? (ríe) noo en realidad es pura coincidencia, pero me siento muy identificada con ella. Era… era el destíino que hicieran esa película y yo la viera ¿Sabes? ¿Tienes mechero? (se enchufa un cigarrillo) ¡Bueno! Todo el rato hablando yo de mí ¿Cómo te llamas?

     -Mi nombre es Kelli.

     -Vaaya, ¡Qué nombre tan chulo! El mío es más de la estepa de la España rural (gesticula el letrero de su nombre en el aire) ¡Clotilda! Sí… Un gran nombre, pero chica ¡El tuyo tiene caché! (con distintas voces) Kelli, Kelli… Hola Kelli, muñeca (guiña el ojo). Y dime ¿Cómo una chica como tú está sola en un sitio como este?

     - Mira, me gusta venir sola a sitios nuevos. La verdad es que aquí no había venido nunca, unos amigos me dijeron que estaba bien. Hay que probarlo todo en esta vida.

     - Sí, yo he venido por un flyer que me dieron en el Congo Poco. [Pausa] Oye, pero qué les pasa a estos porteros, qué están ¿Cacheando hasta las heces de los clientes? (grita a la puerta) ¡Ehh! ¡Que es para hoy, mi amiga y yo tenemos muchas cosas que contarnos, pero necesitamos unos gin tonics delante! Por Dios ¡Qué lentitud! Venía un poco piripi del Congo y de esperar ya se me está pasando. No hay derecho.- Entraron por fin a la discoteca y se sentaron en un extremo de la barra a beber gin tonics y todo a lo que el camarero les invitara.
      -Oyeee Kelli, dime cómo te llamas realmente.

     -(se cruza de piernas nerviosa) Ees mi nombre realmente ¿Por qué lo preguntas?

    - ¿¡Que por quéee te lo pregunto!?( se echa a reír) ¡Ay cariiño! Pero si lo he sabido desde que te he visto, pero ahora, sentadas y relajadas, he visto un par de veces tus dos piedras filosofales sujetas con cinta aislante a las braguitas. (ríe) Ya sé que eres un hombre, ¡Pero tranquiiilo! Yo te guardo el secreto. Y no te apures que a mí no me importa, de hecho, eres un cielo y me estoy empezando a encariñar ¡Richar! Otros dos chupitos para mi compañero y una servidora y ¡venga! Ponte una tú y apúntala a la maravillosa cuenta del Señor Filgueratrov que tanto me cuida. Bueno, a lo que íbamos, muchacho ¿Te puedo hacer el amor esta noche?

     Kelli se quedó bloqueada, empezó a tener taquicardia y le dijo, - Tengo que ir al cuarto de baño, ahora enseguida vuelvo.- Se fue corriendo con el culo prieto de los nervios. Se encerró corriendo en un baño, se quitó la peluca y empezó a hiperventilar.

     A ver, tranquilo, te ha dicho que le da igual, tú vas a tener el sexo igual. Pero no la has elegido tú, cateto. Y lo peor es que te está gustando. Uff, bueno, a ver, tranquilízate. Vas, le dices que se venga, folláis y… no, no, no, a ella no la puedo poner en una lista porque no la he elegido yo, no me da igual. Pero las sombras…. No sé si querrán quedarse sin parte de esa alma. Bueno va, sal. Volvió decidida a la barra a dictar su sentencia.

     -Mira… Clotilda, me lo he pasado muy bien esta noche, pero tengo que volver a casa pronto que me esperan despiertos.

     -Ah ¿Vives con más gente?

     - Es complicado, me tengo que ir. Un placer.

     Clotilda se quedó en la barra viendo cómo se alejaba. Cuando salió por la puerta, se quitó los tacones y fue corriendo tras él. -¡Espera Kelli! ¡Déjame acompañarte a casa mujer! No seas cabezona.- Kelli paró en seco en la acera y Clotilda fue alternando las piernas a la pata coja hasta su lado, le cogió del brazo y fueron juntos a casa de Kelli.

     -Bueeno pues, esto es mi casa. Pequeña, fría y oscura.

    - Mujer, no digas eso, que está muy bien. Unas manitas de pintura y un par de boquetes para hacer un par de ventanas más y listo.- Clotilda fue abriendo puertas hasta que llegó a la del salón y Kelli le cogió de la muñeca para pararla. -Uff Kelli, me acabas de excitar y todo ¿Por qué no puedo entrar?- Le miró a los ojos fijamente y consiguió llegar al pomo y empujar la puerta.- ¡Yaaa estamos!- Clotilda quedó en silencio unos instantes al ver las paredes pintadas con montones de nombres escritos con carmín rojo. Lo miró todo con asombro y como si no pasara mucho se giró a Kelli y le dijo, -Oye, oye pero oye, pero qué original esto de las paredes con nombres. Es muy rompedor dentro de la decoración del hogar ¿Sabes? Es… es… sii ¿A ver? Roger, Molly, Cristina, Morgan… sí, oye, muy original.- Se acercó a Kelli con cuidado, le quitó las manos de la cara y le dijo que no le importaba nada, que sólo y un poco más, quería saber cómo se llamaba. –Quítate la peluca, que te queda muy mona, pero esta noche me apetece carne de hombre vacuna.- Accedí. 
– Pero miiira qué chico máaas atractivo ¡Pero cómo me lo querías ocultar toda la noche!

    -Me llamo Rigoberto

   -¡Hombree! Ya puedes dejar de hacer la voz de falsete, por cierto ¿Sabes? Pues tu nombre no es tan terrible, además pega bastante con el mío, imagínatelo, Rigoberto y Clotilda a tope con la Cope. (Ríe) Qué bueno. 

    Mientras se ríe se le ha salido un pecho del escote. Y le estoy viendo un pezón, sonrosado y pequeño como una pulga. Quiero mordérselo como un infante hasta que se haga marrón. Estamos muy borrachos, pero juraría que se está acercando a mí entre que se ríe y se reajusta el carmín con los dedos. Voy a besarle. Voy a besarle ya.

Hacerte en tus pechos prietos,

entre tus manos reviéntalos y ven,

voy a violar tus rezos entre tu pelo,

mientras yo castigo a tu piel,

a aspavientos en tu puerta abierta,

entra, entra violenta y deja que muerda,

tus pezones color rosa tostado,

tu escroto entre mis dientes osados.

Ya estoy listo para saquear tu boca,

lista para arrancarte el labio inferior,

contra esta mesilla rómpete ya

ya veo el fulgor.

Asciendo a desollarte de arriba abajo,

para amoratarte las nalgas

a mano excitada.

aspaviento

espanto

admiración

o

sentimiento.

     Acabamos los dos al unísono, puesto que esto es un relato literario y loco. Cuando quise darme cuenta, estaba expirando la corrida y el humo del tabaco con ella a mi lado todavía viva. La miré a los ojos y me entraron remordimientos de las otras 24 víctimas que no acabaron a mi lado escuchando el viento como nosotros.

     -¿Ves como ha sido divertido, tonto? (tira el humo del pitillo)

     - Ya pero tú no sabes quién soy en realidad…

     -Pues claro que lo sé tontito, una tiene sus contactos ¿Sabes? No, qué va, antes, cuando te has ido al baño, el camarero me ha dicho que te llaman El Guey, pero por lo que he estado viendo ¡De gay no tienes un pelo, chato! ¿Pero por qué te pusieron ese mote?

    - Oh(medio sonríe) en realidad el mote es el Rey, pero me lo puso un compañero de disfraces que tiene un Trastorno Fonológico y pronuncia la G por la R.

    -Vaya, qué curioso. Pues sí, el camarero me ha estado diciendo que cada día vienes con un atuendo y un perfil nuevo, tomas cubatas en la barra y que siempre acabas marchándote con alguien. Pero a mí no me importa, tranquilo, yo soy liberal como la vida misma.

    -Ya… me voy acompañado pero… pero siempre duermo solo.

   -(tierna)¡Oii, pobre mío!- Le paré en seco y le dije, –Los mato.- Clotilda quedó boquiabierta unos segundos. Dios mío ¿Qué has hecho? ¿Para qué le dices nada?

    -¿Ah sí? ¿Y por qué lo haces? No te ofendas si te pregunto.

    -No, tranquila, si después de habértelo soltado tan tajantemente, lo raro es que no hayas escapado por el balcón. Pero tranquila, si lo haces ni me moveré de esta posición. (fuma unas caladas) A ver, cómo empiezo, no te voy a decir nada de mi vida pasada, pero desde hace unos 30 años, que son los que tengo, conviven conmigo unas sombras que me prestan su personalidad cada noche. Al principio digamos que me daban igual, pero luego descubrí su poder para tirarme todo lo que se me antojara sin ser el hombre triste que en realidad habito y, la verdad, así es todo mucho más mágico. Pero desde hace unos años, las sombras me hablaron de unas listas y de que podía saciar mi obsesión sexual y encima mejorar estirando del cinturón en el cuello de mis amantes y ordenarlos por listas. La verdad es que cuando empecé no pude parar. Elijo un objetivo que no me vaya a importar y después de correrme, aprieto el cinturón a su cuello sin ningún tipo de remordimientos (rompe a llorar) Pero desde que tú me has convertido en tu objetivo no paro de arrepentirme de todo lo que he hecho.- Clotilda me abrazó en posición fetal.- Estoy enfermo, lo siento.- Clotilda se incorporó a mi oído y me dijo,-¿Sabes, Rigor? Lo de las sombras me parece bien, hasta pueden ser majas y como poco curiosas, pero lo de matar gente no me acaba de convencer, así que, si tú sientes la misma revolución comunista en el estómago que yo por no parar de verte tendrás que dejar eso de las muertes, especialmente conmigo, me he encariñado contigo. Me gustaría seguir viéndote y no acabar en una bolsa sucia y en el fondo del río.

    -(sonríe) Claro que no. Yo no te he escogido ¿Alguna vez habías estado con hombres con este tipo de locura psico-killer-trans o como quieras llamarlo?

    -Pues la verdad es que no, pero ¿Sabes? Hay que probarlo todo en esta vida.

sábado, 8 de octubre de 2016

¿Qué es poesía? Poema para Anverso micro temático.




¿Qué es poesía?

Poesía son tópicos,

Son las nubes de tormenta pasando sobre la luna a cámara lenta.

Poesía son tus ojos,

Son tus codos

Son tus hombros,

Son tus brazos.

Poesía, eres tú.

Poesía es el placer de sacarse un moco.

¿Qué es poesía?

Poesía son tus manos acariciando mis bragas hasta conseguir el punto victorioso.

Poesía eres tú acorralándome en la pared susurrándome algo ordinario, algo sucio y hermoso.

Poesía son las conversaciones de otros en un bar.

Poesía es observar a la gente en modo silencioso.

Poesía es desperezarte por las mañanas

Es cagar con la puerta abierta,

Poesía es encontrarte en el pasillo y que me folles en ese momento concreto y correcto.

Inventarse palabras y quedarse tan ancho,

Es gritar desde dentro

Es mudarse la piel,

Poesía es saber que hay mil planetas y que en este comedor estemos tú y yo solos.

Llorar en verso,

Mojarse en seco y entrar sin condón hasta el fondo.

Poesía son los miles de millones de años de evolución para aparecer de repente nosotros y ahora sufrir porque no hay wifi.

Poesía es el café y el cigarro,

Poesía es el pato pequín,

Poesía es mi gato en celo,

Poesía, es quererte a ti.

Caminar a las tantas de la mañana,

Los domingos,

Manchar el papel de tinta,

Poesía son todos los versos que les escribí para sacarles los ojos.

Poesía es ver una tormenta de verano bajo la manta refugiado en tu balcón.

Poesía es la comida, comer, que te coman y el posterior reposo.

La poesía es la ficción que todos queremos,

La poesía es no sentirse solo,

La amiga confidente que no se va a chivar.

Poesía eres tú.

Poesía soy yo,

Poesía, como hacienda, somos todos,

Poesía sois vosotros.

Amén.

viernes, 7 de octubre de 2016

LA FÁBULA DEL FARERO

      En lo alto de aquel pedrusco se encontraba el faro recién huérfano de su dueño, Espléndido Caffó. Se veía triste, se veía apagado. Hacía años que no funcionaba, pero Espléndido, que dedicó su vida entera a ese faro, decidió dejarlo todo atrás y vivir en aquella torre que ya no guiaba ningún barco. Vivió allí sus años más álgidos, más claros. Aquella luz le daba las coordenadas para no volverse loco y seguir adelante en cada obstáculo de la vida. Hasta que Espléndido, desencantado con lo que realmente eran las cosas, decidió apagarlo. Prefería estar loco, pero por lo menos tenerlo claro.
        
         Después de publicar la noticia, velarlo, santificarlo y enterrarlo, los hijos legítimos fueron corriendo al notario para ver qué les había dejado. Al hermano mayor le dejó su colección de libros usados junto con la cubertería de plata de su boda. Al mediano le dejó una carta sentimental y varias monedas antiguas de un valor desorbitado. Por último, al pequeño, le dejó su coche y, aunque el pequeño todavía no lo supiera, el faro. Se fueron de la notaría los dos primeros hermanos llenos de alegría. Iban a ser ricos vendiendo la plata y las monedas. Vivirían en algo un pelín más grande que un piso, que para ellos suponía un palacio. El menor de los hermanos, un poco despagado con la parte que le había tocado, fue a recoger del garaje la chatarra sobre ruedas que le había dejado. Miró el coche y se puso a llorar. Su padre desapareció tan pronto de su vida que no sabía nada de él. Quiso preguntar en varias ocasiones a su madre y a sus hermanos, pero era un tema tan sumamente tabú, que obtener una puntita de información era casi un milagro.
      
         Condujo la cafetera hasta su casa y la dejó aparcada en la puerta. Era una tartana de color negro con manchas de óxido por todas partes. Se detuvo unos minutos, con las llaves en la mano, a observarlo de arriba abajo.
        
          Abrió la puerta de su casa, dejó los trastos y resopló cansado –Hoy ha sido un día raro.- Pasó una hora y todavía no se había sentado, así que salió al balcón a fumarse cuatro cigarros. La calle estaba en completo silencio. Al segundo pitillo, bajó la cabeza y miró el coche. Enchufó el tercer cigarrillo y a lo tonto a lo tonto, seguía mirando ese coche negro oxidado. Casi sin terminar el tercero, se enchufó el cuarto pitillo. Él no se dio cuenta, pero desde que le atrapó el automóvil, no había parpadeado. Cogió las llaves y bajó para conducirlo. Giró la llave para arrancarlo y haciendo un par de juegos con los pedales por inercia, lo puso en marcha y salió de la calle seguro y como hipnotizado.
       
         A mitad de camino, se despertó y fue consciente de que llevaba el volante en sus manos. Se asustó y quiso dar la vuelta para volver a casa, pero cuando quiso girar a la derecha para el cambio de sentido, su cuerpo y el coche pasaron de largo. Siguieron por una carretera oscura. Llegó a una explanada con una torre inmensa en medio que todavía no identificaba. –Parece un faro abandonado.- Escuchó un par de ruidos y como si fuera el protagonista de La piel fría en sus primeras noches en la isla con aquellos seres extraños, le recorrió por el cuerpo un latigazo eléctrico. Apretó las nalgas y salió corriendo hacia el coche para volver a casa.
     
         Las consecutivas noches se siguió sucediendo el mismo ritual con el ataque de pánico justo al final y una retirada prudencial debajo del nórdico de su cama. Hasta que un día, a eso de las cinco de la tarde, el coche le llamó y lo llevó de nuevo al faro. Ésta vez, como el sol lo dejaba ver todo, no le dio ese apretón de miedo y se atrevió a entrar. Las escaleras estaban medio en ruinas, salía vegetación de cualquier lado. Subió y subió cada cinco peldaños más rápido. Cuando ya le caían las gotas de sudor hasta por los labios, llegó a la cima del faro. Vio el foco, las cristaleras llenas de mugre, moho y polvo. Vio un colchón sucio a la izquierda del todo. Alrededor, un montón de libros y cuadernos garabateados y al lado de la almohada, una foto. La cogió con cuidado, le dio la vuelta y dijo –Somos nosotros.- Eran su madre, sus hermanos, él y justo en medio, un hombre con la barba frondosa y hasta más debajo de los hombros que fumaba en una pipa muy alargada.
     
        Se sentó en aquel colchón y se entretuvo mirando la foto y leyendo los apuntes y libros. Sin darse cuenta se hizo de noche. Todo se quedó completamente oscuro. Fue de repente consciente y se volvió a quedar paralizado. Se empezó a imaginar de nuevo a aquellos seres anfibio-humanoides saliendo del agua y reptando para matarlo. Su instinto de supervivencia le levantó rápido del suelo y como si encendiera faros de toda la vida, encendió el gran foco. Esa luz unidireccional le calmó del todo. Sentía una paz extraña que no le hacía pensar en sus miedos más preciados.
      
       Se enchufó el primer cigarro, se apoyó en el hueco del ventanal que estaba roto y así, en esa posición y con el foco encendido, pasaron veinte años. Cuentan los del pueblo de bajo, que de repente un día, guardó sus cigarros, apagó la luz, se acostó en el colchón a mirar el techo y murió de pena con los años.

sábado, 1 de octubre de 2016

EXTRACTO DE POLLA EN LATA



    Érase otra refrita vez, un extracto de pene en lata, de comida barata, es evidente. Érase una vez un pene abrigado con tu amiga. Un pene superlativo, un pene sayón y escriba.

     Érase una vez un pene y una hormiga. Érase una vez un pene vestido de señora, encantadora, por supuesto. Érase una vez un pene sonriente, un pene complaciente, un pene desobediente. Érase una vez un pene en llamas, enajenado, corriendo por la calle en sostén y bragas. Érase un pene con corbata. Muy formal y muy serio, firme como un palote.

     Érase una vez un pene aguantando un ataque de risa. Érase uno deprisa. Érase una vez un pene con capa y espada. Un pene con la brújula estropeada. Un pene volador, un pene cristalino, un pene viperino. Un pene sideral a puntito de estallar.

   Érase una vez un pene sentadito diciendo adiós a este cuentecito. —¡Hasta lueguito!