Tu flor tupida negra;
mata,
mata,
mata.
El oscuro señor de la capa y el sombrero;
cabalga,
cabalga,
cabalga
y tras la espalda su fría mano;
mata,
mata,
mata,
me resbala y se desliza por Pandora en llamas;
Y mata
mata
mata.
El silencioso carrocero camino del alba;
no para,
no para,
no para.
Se aleja con la dama de la parca subida encima,
con las alas desplegadas.
¿Adónde vais? Pregunta una rana blanca.
A alejarme y a sellar su boca en su tumba invisible de plata.
Y aquello tan prematuro,
tan impotente
incompetente
tan importuno
inoportuno;
mata,
mata,
mata.
mata,
mata,
mata.
El oscuro señor de la capa y el sombrero;
cabalga,
cabalga,
cabalga
y tras la espalda su fría mano;
mata,
mata,
mata,
me resbala y se desliza por Pandora en llamas;
Y mata
mata
mata.
El silencioso carrocero camino del alba;
no para,
no para,
no para.
Se aleja con la dama de la parca subida encima,
con las alas desplegadas.
¿Adónde vais? Pregunta una rana blanca.
A alejarme y a sellar su boca en su tumba invisible de plata.
Y aquello tan prematuro,
tan impotente
incompetente
tan importuno
inoportuno;
mata,
mata,
mata.
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