Ven,
acércate,
Que
tengo esta pulsión,
Tan
por tu olor a varón,
Que
se me va la cabecita,
Con
los ojos en blanco,
Hacia
tu pantalón.
Te
quiero ahí quietecito,
Con
ese aliento tan cerca,
De
mi convulsión,
Por
poner tu boca
Patas
arriba
Y
que bajes braga
Y
subas directo,
Al
maldito centro de mi corazón,
Que
sólo bombea,
Por
tus ojos de inquisidor,
Tu
compra de productos congelados
Y
tu bonito y repentino hinchazón.
Ven
que te muerda,
La
loosa legolosa
De
tu labio inferior,
Y
que haga con él poesía
Con
versos en rima
Y
sudor.
Toquémonos
sólo la puntita,
De
esta dulce pulsión
Por
tus nalgas hercúleas,
Como
dos gajos perfectos,
De
melocotón.
Toma
mi mano,
Yo
pago el taxi,
Y
la pensión,
Pero
sácame de dentro,
Esta
pulsión tan freudiana
ligada a mis bragas
y
enlazada a lo que escondes en tu mirada,
de violador.
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